[19 de octubre de 2019] La rabia se hizo sentir y nuestro pueblo hizo temblar la ciudad

La rabia se hizo sentir y nuestro pueblo hizo temblar la ciudad

Ante los aumentos constantes de los servicios como agua, luz y gas y la crisis del sistema privatizado de pensiones, el aumento del transporte público es la gota que rebalsó el vaso. El pueblo despertó y convocó a evasiones masivas al transporte público. El gobierno, tozudo, mostró su faceta autoritaria. En vez de recalcular, siguieron adelante. Y así, se levantaron sendas protestas el día viernes 18 de octubre. El gobierno se victimiza y usa todos los recursos disponibles para dispersar su responsabilidad histórica en la precarización generalizada de la sociedad y la devastación del territorio. Nuestro pueblo, nosotrxs, en una expresión manifiesta de descontento y rabia, no dudamos en salir a las calles.

El transporte público de Santiago es una de las muestras más claras del fracaso y la fragilidad de la política neoliberal chilena. Es la suma de años de privatizaciones y transferencias exorbitantes de los recursos públicos a los grandes consorcios nacionales y extranjeros prebendarios del Estado.

Ante un pésimo sistema de transporte, que año tras año empeora, se realiza una nueva alza que atenta contra el pueblo. Y es que el aumento de los pasajes de transporte público en horario punta también puede ser visto como una forma de confiscar parte del salario. ¿Cómo es posible que cuando más se requiera el transporte público sea más caro? ¿A caso no es otra forma de establecer un impuesto por tener el derecho a trabajar? Esto no lo entienden los funcionarios, de los barrios altos, que no andan en micro, que no usan el metro. Por eso no tienen empacho en llamar a lxs trabajadorxs a madrugar para ir al trabajo más temprano y así evitar un aumento “inevitable” porque lo dicta el mercado, pero también los “expertos en movilidad y transporte”.

¿Qué hicieron en el gobierno? Decretar Estado de Emergencia y sacar a los militares a la calle. No entendieron nada. Sacan a reprimir a las policías y al ejército, las dos instituciones involucradas en el caso de corrupción más grande que conozcamos después de la Dictadura de Pinochet.

Ahí se cae la careta y se revelan explícitamente sus reminiscencias por el autoritarismo. Sacar a los militares en nombre de la democracia. ¿Esto lo hemos vivido? Sí, lo hemos vivido. Esta vez no nos engañan. En estos tiempos oscuros, debemos tener la claridad suficiente que se oponga al oportunismo político de la derecha, la tibieza de la ex Nueva Mayoría y la complicidad burda de los medios de comunicación.

Desde el Colectivo de Geografía Crítica Gladys Armijo, nos sumamos a las exigencias de:

Cese del Estado de Emergencia de inmediato
Anulación del aumento del transporte publico

Fuera las empresas privatizadas de nuestros servicios básicos
Nunca más militares ni carabineros en el espacio público reprimiendo

¡Vamos arriba, pueblo!
¡Seguiremos en las calles!

 

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