El proyecto IIRSA y la acentuación del extractivismo latinoamericano

Esbozos desde una geografía crítica del sur

 Por Juan José Navarro Martínez

Colectivo de Geografía Crítica Gladys Armijo

La iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA), es un acuerdo realizado entre 12 países de América del Sur, con el propósito de insertar a dicho continente en el contexto mundial actual. El IIRSA surge en la primera Cumbre de Presidentes realizada en Brasilia, Brasil, el 30 de Agosto y 1º de setiembre del año 2000  (IIRSA).

Integración de Infraestructura Regional Sudamericana

OTRO PASO EN LA EXPLOTACIÓN DE LOS PUEBLOS Y TERRITORIOS SUDAMERICANOS

Con la descripción anterior, podemos tener una idea general acerca de lo que consiste el IIRSA, un acuerdo que busca promover la cooperación en temas económicos regionales considerando variados territorios y países. Lo que nos proponemos presentar a grandes rasgos a continuación será un esbozo para entender el IIRSA como una manifestación clara del actual modelo extractivista latinoamericano que busca continuar su expansión y a la vez como, desde una geografía crítica desde estas latitudes, podemos dar aportes para su comprensión y deslegitimación de sus acciones.

Desde la época colonial, el continente se ha caracterizado por una vocación productiva para la satisfacción de los mercados europeos y norteamericanos. Dicho sistema ha basado las economías nacionales en la explotación y exportación de materias primas. Dicho sistema puede ser entendido a partir del concepto de extractivismo. Claramente, el caso chileno es particular en ilustrar una economía basada en la preponderancia de una actividad primaria que se ha ido diversificando, desde el salitre, cobre, hasta las nuevas actividades como la pesquera, forestal, frutícola, etc.

Con el advenimiento del modelo neoliberal, la flexibilización de la economía ha traído consigo una reconfiguración de los territorios. Éstos se especializan de acuerdo a los recursos naturales que poseen o a las ventajas que diferencian uno de otro. Es así como comienzan a definirse verdaderas vocaciones productivas en grandes zonas abocadas a un tipo de producción, como es el caso de la soya en Argentina y Brasil.

Esta nueva configuración económica ha intensificado los intercambios de mercancías a partir de la aparición de grandes transnacionales y multinacionales que necesitan de una infraestructura capaz de permitir un gran flujo de materias primas a los puertos de exportación, así como todos los insumos que esta actividad extractiva intensificada requiere.

Sobre las consecuencias del extractivismo encontramos:

-Aumento de la desigualdad social

-Transformaciones en los sistemas productivos

-Daño al medio ambiente y la biodiversidad.

-Efectos negativos sobre comunidades locales

-Cambios en las relaciones de poder a nivel local, regional y nacional.

-Imposición de un modelo no necesariamente compartido por todos los habitantes de los territorios.

¿Qué es el IIRSA y en qué consiste?

El IIRSA es un acuerdo que busca generar una infraestructura en telecomunicaciones, energía y transporte, que sea capaz de permitir la producción actual y el traslado de mercancías a gran nivel. Son criterios de eficacia, rapidez e integración, las que mueven la iniciativa de este proyecto. Reducir los costos y permitir la consolidación de un bloque a nivel mundial son parte de sus razones y argumentos para justificar la necesidad de a integración.

El IIRSA se materializa en proyectos de producción energética y su transporte, y en la infraestructura para la conectividad entre países y entre grandes zonas productivas hacia los puertos para la exportación de las materias primas. Todo lo anterior, a partir de la definición de 12 ejes de integración.

Según su propia página web[1] sus objetivos son:

-Crear un espacio organizado e integrado, producto del desarrollo de las telecomunicaciones, la energía y el transporte.

-Promover el desarrollo regional, mediante la planificación y gestión de 12 ejes o corredores de integración.

-Modernizar los marcos institucionales y regulatorios que gestionan y rigen el uso de la infraestructura.

-Promover el desarrollo local y evitar que los ejes de integración generen impactos positivos solamente a los mercados principales

-Incrementar el comercio intra-regional apoyando la integración de mercados.

-Consolidar cadenas productivas para mejorar la competitividad en mercados mundiales.

-Facilitar la penetración de la producción en mercados internacionales (intra e interregionales) gracias a la disminución de costos, principalmente por concepto de transportes.

-Armonizar y hegemonizar políticas, planes y marcos regulatorios e institucionales entre los diferentes Estados.

-Mitigar las desigualdades regionales en cuanto al acceso a energías y telecomunicaciones.

-Crear una red que permita la comunicación interoceánica, principalmente pensando en el crecimiento en el comercio vía Océano Pacífico.

No podemos dejar de entender que este tipo de iniciativa corresponde a una dinámica geopolítica ya presente en latinoamericana donde son los grandes grupos económicos quienes toman las decisiones en los territorios sin dejar opción a las comunidades locales.

Por otra parte, muestra una clara iniciativa desde los distintos gobiernos de potenciar al sector privado en una verdadera alianza Estados-empresas que se ve reflejado en su actuar conjunto para la construcción de carreteras, mejoramiento de la infraestructura vial, grandes proyectos energéticos, entre otros.

El mismo Estado facilita la legislación que permite que los proyectos se concreten y multipliquen, y, a la vez, reduce la capacidad de respuesta de las poblaciones locales interviniendo de manera indirecta o a través de la represión física y policial.

Las comunidades locales son las grandes afectadas por de este tipo de modelo de desarrollo, ya que los proyectos energéticos o de integración de transporte, se ubican generalmente en zonas pobres y alejadas de los grandes centros y ciudades, donde a partir de la promesa de mejoramiento del nivel de vida y brindar oportunidades laborales, comienzan a realizar un efecto en las poblaciones donde éstas ven de forma positiva su instalación, dividiendo a las mismas.

Un ejemplo claro de este tipo de efectos, son las denominadas zonas de sacrificio en Chile[2], donde a partir de procesos energéticos sumamente contaminante como son las termoeléctricas a carbón, se saturan sectores enteros afectan la vida de la población que allí vive.

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¿Cómo podemos plantear aportes desde una Geografía Crítica desde el sur?

Ahora reflexionaremos algunas ideas respecto a los aportes que podemos hacer desde una Geografía Crítica que considere nuestro lugar en el mundo. Partimos de la base del pensamiento crítico que plantea que las condiciones actuales en las que vivimos no son así porque sí, tienen sus razones detrás y los paisajes sumamente afectados que observamos, se deben a una forma de relación entre la naturaleza y la sociedad, donde la primera ha sido relegada simplemente a un recurso infinito que se vende frente al mejor postor.

El proceso vivido durante las últimas décadas en estos territorios integrados a las lógicas de acumulación de capital puede ser entendido a partir de lo que Harvey ha teorizado como Acumulación por Desposesión. Apoyándose en la idea de la acumulación originaria en Marx, es decir, los distintos procesos que permiten que exista un sector importante de la población sin medios de producción o subsistencia para ser integrados al trabajo asalariado, la acumulación por desposesión serían todos aquellos métodos que han permitido al empresariado mantener e intensificar el sistema.

En este sentido, la afectación de la vida de las comunidades indígenas y rurales que se ven vulneradas con la imposición de modelos de desarrollo que no son propios a su forma de vida, que buscan a partir de una alta concentración de la propiedad generar altas ganancias, dejan grandes rastros de consecuencias en cuanto a los elementos del ecosistema, ya sea la tierra, el agua, el aire, biodiversidad, etc.

Son las grandes transnacionales las que van articulándose como actores constructores de una territorialidad que daña modos de vida que se habían visto alejados de la integración a la economía mundial. Dentro de estas ideas encontramos lo que por ejemplo Raquel Gurevich en Argentina o Milton Santos en Brasil, han estudiado.

Los actores van estableciendo nuevas formas de acción en el espacio a partir de escalas antes no existentes. Ya no son los criterios de local, regional, nacional y transnacional los que van estableciendo la dinámica de acción de grupos empresariales. Esto se relaciona fuertemente con la idea de redes que ha establecido Milton Santos. Las grandes empresas articulan puntos específicos en el planeta.

Desde otro punto de vista, rescatar que una Geografía del Sur debe considerar que en Latinoamérica existen muchas formas de relacionarse con los territorios, una variedad de territorialidades e identidades, que no están en correspondencias con grandes proyectos como lo es el IRSA. Carlos Porto-Gonçalves ha establecido que es necesario darles una vuelta a las matrices occidentales de la Geografía y plantear que existen variadas geo-grafías entendidas como la forma en que cada sociedad hace uso y le otorga cierta identidad propia al territorio que habita. Esto es una herramienta fundamental para entender grandes oposiciones a proyectos de transporte, energéticos, productivos, etc.

Por otra parte, estas desigualdades territoriales también están entrelazadas con otros factores, como lo son el género. En esta línea, Ximena Valdés ha estudiado las formas de integración de la mujer en nuevas formas de trabajo en las zonas rurales sumamente empobrecidas del país, donde se ven trastocados ciertos modos de vida anteriores, pero a la vez, significan distintos abusos y discriminación hacia el trabajo que realizan.

Por lo mismo, es necesario cuestionar ciertas categorías como la de desarrollo, que justifican estos procesos. En este sentido, también se vuelve fundamental dudar y cuestionar los conceptos de progreso y modernidad como formas en que se han establecido decisiones que han afectado a los territorios y comunidades bajo el pretexto de un ideal que, finalmente, termina en la dominación de ciertos grupos frente al resto de la población.

Para finalizar cuáles son las ideas centrales que podemos establecer. En primer lugar, el IIRSA es un proyecto de integración que busca beneficiar a pequeños grupos de la sociedad, afectando en profundidad al ecosistema en su conjunto (considerando a los humanos dentro de él y no por separado). En Segundo lugar, entender las contradicciones y conflictividades existentes en los territorios latinoamericanos que podemos articular a partir de la categoría de desterritorialización, entendida como un proceso que trastoca la territorialidad existente en un espacio determinado.

Por último, entender que los enfoques críticos deben estar encaminados a una comprensión integral de la realidad social que nos permite actuar de mejor forma sobre ella. Esto a partir de dos cosas, en primer lugar, que la realidad territorial actual está socialmente construida, y en segundo, que los aportes de las ciencias sociales y enfoques críticos deben ser difundidos y hacer que lleguen a distintos rincones. Independiente de si estos son establecidos y generados en la academia o dentro de la conflictividad social-territorial.

 

[1]  www.iirsa.org; www.iadb.org

[2]  Para más información visitar chile.oceana.org

*Imagen de portada: chilesustenable.net

** Imagen del cuerpo de texto: resumen.cl

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